Em julho de 2011, ao menos quatro militares uruguaios das
tropas militares da ONU no Haiti, lideradas pelo exército brasileiro, violaram
coletivamente um jovem garoto de 18 anos. Um vídeo do crime chegou a ser
feito e divulgado pelos próprios militares.
Eduardo Galeano com a sua peculiar sensibilidade e
brilhantismo tratou o assunto em um texto que eu reproduzi mais abaixo.
Desde 2004 o exército brasileiro lidera as tropas
militares da ONU no Haiti, a chamada Minustah (do francês: Mission des Nations
Unies pour la stabilisation en Haïti).
Para muitos, eu entre eles, as tais tropas são na verdade
um exército de ocupação para a manutenção de uma ordem sócio-economica
específica e estão longe de representar apoio e solidariedade ao povo do Haiti.
O Partido Socialista dos Trabalhadores Unificado (PSTU)
faz campanha permanente condenando e para a retirada das tropas brasileiras do
Haiti.
Este desafio foi lançado ao novo ministro da Defesa e ao
governo Dilma logo que ele assumiu. Não é livre um país que ocupa outro.
Em 29/09/2011, o site do Ministério da Defesa informou
que o ministro, Celso Amorim, defendeu em exposição na Comissão de Relações
Exteriores e Defesa Nacional do Senado, a redução gradual dos efetivos
militares dos países, entre os quais o Brasil, que compõem a Minustah.
Recentemente, em julho de 2011, ao menos quatro militares
uruguaios da Minustah violaram coletivamente um jovem garoto de 18 anos. Um
vídeo do crime feito pelos próprios militares, difundido pela agência Haiti
Press Network (HPN) e só ficou disponível algumas horas na rede.
Segundo as notícias há dúvidas se foi uma ação
diplomática da ONU ou do governo uruguaio. O Youtube justificou a retirada do
vídeo dizendo que sua política não é a promoção do ódio, dado que muitos
comentários (mais de 4 mil) condenavam a barbárie da ONU.
Não é fácil para qualquer brasileiro com a formação
tradicional de “amor à pátria” assumir que as “nossas” tropas ocupam um outro
país.
Não é fácil desvincular os conceitos de pátria e governo.
E é muito menos fácil compreender e aceitar que as tais tropas não tem nada de
“nossas”.
Felizmente há pessoas com a sensibilidade de um Eduardo
Galeano (cujo texto estou enviando e sugerindo a leitura) que conseguem tratar
este assunto com a indignação e a ternura necessárias, divulgando-o como
precisa ser divulgado e sem se deixar cair na armadilha da raiva que em geral
emudece ou provoca o desvario.
Os fatos estão aí. As declarações do ministro não bastam.
O Haiti deve ser desocupado!
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Haití.
País
ocupado
VS
0 | | sección: web | 30/09/2011
EDUARDO GALEANO
Consulte usted cualquier enciclopedia. Pregunte cuál fue el
primer país libre en América. Recibirá siempre la misma respuesta: Estados
Unidos. Pero Estados Unidos declaró su independencia cuando era una nación con
650 mil esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su
primera Constitución estableció que un negro equivalía a las tres quintas
partes de una persona. Y si a cualquier enciclopedia pregunta usted cuál fue el
primer país que abolió la esclavitud, recibirá siempre la misma respuesta:
Inglaterra. Pero el primer país que abolió la esclavitud no fue Inglaterra sino
Haití, que todavía sigue expiando el pecado de su dignidad. Los negros esclavos
de Haití habían derrotado al glorioso ejército de Napoleón Bonaparte, y Europa
nunca perdonó esa humillación. Haití pagó a Francia, durante un siglo y medio,
una indemnización gigantesca, por ser culpable de su libertad, pero ni eso alcanzó.
Aquella insolencia negra sigue doliendo a los blancos amos del mundo.
*** De todo eso sabemos poco o nada. Haití es un
país invisible. Sólo
cobró fama cuando el terremoto del año 2010 mató más de 200 mil haitianos. La
tragedia hizo que el país ocupara, fugazmente, el primer plano de los medios de
comunicación. Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la
chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas
históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial. Vale la
pena repetirlo una vez más, para que los sordos escuchen: Haití fue el país
fundador de la independencia de América y el primero que derrotó a la
esclavitud en el mundo. Merece mucho más que la notoriedad nacida de sus
desgracias. ***
Actualmente, los ejércitos de varios
países, incluyendo el mío, continúan ocupando Haití. ¿Cómo se justifica esta
invasión militar? Pues alegando que Haití pone en peligro la seguridad
internacional. Nada de nuevo. Todo a lo largo del siglo xix , el ejemplo de
Haití constituyó una amenaza para la seguridad de los países que continuaban
practicando la esclavitud. Ya lo había dicho Thomas Jefferson: de Haití
provenía la peste de la rebelión. En Carolina del Sur, por ejemplo, la ley
permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en
puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la peste antiesclavista. Y en
Brasil, esa peste se llamaba "haitianismo". Ya en el siglo xx, Haití
fue invadido por los marines, por ser un país "inseguro para sus
acreedores extranjeros". Los invasores empezaron por apoderarse de las
aduanas y entregaron el Banco Nacional al City Bank de Nueva York. Y ya que
estaban, se quedaron diecinueve años. *** El cruce de la frontera entre la
República Dominicana y Haití se llama "El mal paso". Quizás el nombre
es una señal de alarma: está usted entrando en el mundo negro, la magia negra,
la brujería... El vudú, la religión que los esclavos trajeron de África y se
nacionalizó en Haití, no merece llamarse religión. Desde el punto de vista de
los propietarios de la civilización, el vudú es cosa de negros, ignorancia,
atraso, pura superstición. La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces
de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esta
superstición fuera oficialmente prohibida en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942, sin
que el pueblo se diera por enterado. Pero desde hace ya algunos años las sectas
evangélicas se encargan de la guerra contra la superstición en Haití. Esas
sectas vienen de Estados Unidos, un país que no tiene piso 13 en sus edificios,
ni fila 13 en sus aviones, habitado por civilizados cristianos que creen que
Dios hizo el mundo en una semana. En ese país, el predicador evangélico Pat
Robertson explicó en la televisión el terremoto del año 2010. Este pastor de
almas reveló que los negros haitianos habían conquistado la independencia de
Francia a partir de una ceremonia
vudú, invocando la ayuda del Diablo
desde lo hondo de la selva haitiana. El Diablo, que les dio la libertad, envió
al terremoto para pasarles la cuenta. *** ¿Hasta cuándo seguirán los soldados
extranjeros en Haití? Ellos llegaron para estabilizar y ayudar, pero llevan
siete años desayudando y desestabilizando a este país que no los quiere. La
ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de 800
millones de dólares por año. Si las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la
cooperación técnica y la solidaridad social, Haití podría recibir un buen
impulso al desarrollo de su energía creadora. Y así se salvaría de sus
salvadores armados, que tienen cierta tendencia a violar, matar y regalar
enfermedades fatales. Haití no necesita que nadie venga a multiplicar sus
calamidades. Tampoco necesita la caridad de nadie. Como bien dice un antiguo
proverbio africano, la mano que da está siempre arriba de la mano que recibe.
Pero Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales, y una
colaboración verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía
alimentaria, asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y
otras sociedades filantrópicas. Para nosotros, latinoamericanos, esa
solidaridad es un deber de gratitud: será la mejor manera de decir gracias a
esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió, con su contagioso ejemplo, las puertas
de la libertad. (Este artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue
obligado a renunciar a la Cámara de diputados cuando votó contra el envío de
soldados uruguayos a Haití.) Brecha, Montevideo, 30/09/2011
http://www.brecha.com.uy/
Difundido por Correspondencia de Prensa germain5@chasque.net
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